Croquetas de queso roquefort y jamón serrano

Hola de nuevo!

Hoy os traigo una receta nueva de croquetas. La de hoy es potente, con mucho sabor, para valientes dirían algunos, pero sin duda es deliciosa y sabrosa.

Hoy preparamos: “Croquetas de queso roquefort y jamón serrano”

Ingredientes (40 Uds.)

  • 1 cebolla mediana
  • 50gr queso azul (tipo Roquefort)
  • 3 cucharadas soperas colmadas de harina de trigo (unos 90gr)
  • 9 cucharadas soperas de aceite de oliva virgen extra para la bechamel (unos 90gr)
  • 100 gr de jamón serrano en trocitos
  • 1 litro de leche entera
  • Sal (opcional)
  • Pan rallado (para el empanado)
  • Harina (para el empanado)
  • Huevo (para el empanado)

Elaboración

  • Comenzamos pelando y cortando en cuadraditos muy pequeños la cebolla. Deben ser pequeños para que no se aprecie mucho en boca cuando comamos la croqueta.
  • Ponemos en una sartén, la cebolla cortada a fuego medio con las 9 cucharadas de aceite de oliva. Dejamos cocinar a fuego bajo-medio 10 minutos removiendo de vez en cuando. No nos interesa que se dore la cebolla, si no que vaya reduciendo poco a poco para concentrar el sabor y observareis como poco a poco va tornando de color. Puede parecer bastante aceite, pero no vamos a añadir más para hacer la bechamel así que no es “demasiado”, yo suelo añadirlo al inicio para que coja el sabor de la cebolla.
  • Pasado este tiempo de cocinado, añadimos la harina y cocinamos unos 3-5 minutos sin parar de remover. Así creamos la base de la bechamel (llamada Roux). Nos interesa que la harina se cocine bien, para que la croqueta no tenga gusto a harina cruda.
  • Vamos a hacer una bechamel con 90 gr de aceite de oliva y 90 gr harina. De este modo nos queda una bechamel cremosa, si os gusta que la croqueta sea más sólida poner 100-110gr de harina y 100-110gr de aceite (1 cucharada más). También se puede sustituir el aceite por mantequilla. La mantequilla le da un sabor un poco más dulce y algo más de cremosidad en caliente a la masa así que si os animáis a probar ¡adelante!
  • Cuando la harina esté cocinada y comience a tostarse agregamos la leche. Yo personalmente no la caliento, ni la añado en varias veces. Suelo echar toda la leche recién salida del frigorífico y de golpe. Si removéis con unas varillas y el fuego está a nivel medio, no deberéis tener problemas. Y si por un casual los grumos no desaparecen, nada de volver a empezar: cogéis la batidora y le dais un par de minutos de “marcha” y ya veréis cómo desaparecen. Picareis la cebolla, pero no nos importa ya que la habíamos picado fina para no notarla en exceso en boca así que si la trituramos menos se notará.
  • Vamos cocinando la bechamel durante 10-15 minutos, sin dejar de remover.
  • Pasado este tiempo agregamos el jamón cortado en finos cuadraditos y el queso azul. Os sugiero que empecéis con 50gr de queso y vayáis probando la masa y añadiendo poco a poco. En mi caso quería unas croquetas aptas para todo el público, así que no me vine muy arriba con las cantidades de Roquefort. En cuanto al jamón, yo no lo añadí al comienzo junto con la cebolla porque entonces se cocinaría mucho tiempo y puede aportar un toque muy salado.
  • El queso necesita unos 5 minutos más de cocinado para deshacerse completamente. Pasado este tiempo, añadir la sal al gusto. El queso y el jamón salan bastante así que ir probando porque igual no hace falta que añadáis nada, según sea de salado el jamón.
  • La bechamel estará lista cuando se despegue fácilmente de las paredes de la sartén cuando removamos.
  • Vertemos el contenido de la sartén en un recipiente y cubrimos con papel film, haciendo que el papel toque la masa. Esto lo hacemos para que no salga costra en la masa al enfriar.
  • Dejaremos a temperatura ambiente unas 2-3 horas y luego a la nevera, toda la noche. Yo suelo hacer la masa por la tarde, antes de acostarme la meto a la nevera y formo las croquetas al día siguiente.
  • Al día siguiente (mañana o tarde según vuestra disponibilidad, no importa mientras a masa siga en la nevera) prepararemos en 3 platos los ingredientes para el empanado: harina por un lado, huevo batido por otro y pan rallado por otro.
  • Ese será el orden que seguiremos para empanar. Con ayuda de dos cucharas o con las manos si sois unos valientes, hacéis bolitas como de bocado con la masa. La pasáis por harina para crear una muy muy fina capa (no debe coger mucha harina, ya que si no sabrá a harina cruda. Hay gente que incluso se salta este paso). De ahí al huevo batido y de seguido, tras escurrir el exceso de huevo, la pasamos al pan rallado y cubrimos bien. En esta ocasión quería unas croquetas melosas y suaves, por lo que no les di un segundo empanado.
  • Iremos colocando las croquetas en una bandeja separadas entre sí. Cuando estén todas listas, metemos la bandeja en el congelador y esperamos unas dos horas.
  • Pasadas estas 2 horas, podréis retirar las croquetas de la bandeja que ya estarán sólidas y las pasáis a una bolsa con cierre hermético para que terminen de congelarse. Al meterlas primero con la bandeja conseguimos que se queden separadas al congelarse y luego sea más fácil ir sacando unidades según vayamos necesitando.
  • Para freír, es mejor usar un recipiente pequeño con abundante aceite e ir de pocas en pocas, que poner un recipiente grande donde tengamos que usar mucho más aceite y donde quepan un montón. Pensar que cada vez que metéis una croqueta a freír la temperatura del aceite baja, por lo que es mejor ir de poco en poco para conseguir una temperatura más estable.
  • Yo suelo descongelar siempre antes de freír. Si me acuerdo, a media mañana/tarde las saco del congelador; y si no las descongelo en el microondas unos minutos antes de freír. Pero eso ya es a gustos y según costumbres.
  • Para freír se puede usar aceite de girasol o aceite de oliva. El aceite de oliva aguanta dos o tres frituras y temperaturas más altas, pero también aporta más sabor. Elegir lo que más os guste o convenga.

Hasta la próxima!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *